Tus diamantes no se encuentran en montañas remotas ni en lejanos mares;
están en tu propio jardín, si los desentierras.
Russell H. Conwell
Russell Conwell narraba la historia de un agricultor persa llamado Ali Hafed quien vendió su granja y abandonó a su familia para viajar por el mundo en busca de fortuna. Buscó por todos lados; pero no logro encontrar sus ansiados diamantes. Finalmente, deseseperado y convertido en un vagabundo paupérrimo, terminó con su propia vida. Su búsqueda de riquezas lo había consumido. Mientras tanto, el hombre que le había comprado su granja estaba agradecido por cada brizna de césped que ahora le pertenecía y prodigaba amor y cuidados a su terreno. De noche, sentado a la mesa rodeado de su familia y cenando con su familia, era un hombre feliz. Un buen día hizo un descubrimiento asombroso. En su jardín, el que Ali Hafed había abandonado, había una mina de diamantes, literalmente una hectárea de diamantes. El simple granjero se convirtió en un hombre rico, más allá de sus sueños más descabellados.
Ban Breathnach pregunta: "¿Dónde está tu hectárea de diamantes? Si pudieras hacer cualquier cosa en el mundo, qué harías?... Abrirías una tienda; comenzarías una familia; diseñarías un vestido, escribirías un guión?...Todos tenemos una hectárea de diamantes esperando a ser descubierto, atesorado y explotado. Todos tenemos un lugar por donde empezar. Deja volar tu imaginación, porque será el mapa que tu alma necesita para tener éxito".¿No es fascinante saber que los ingredientes para nuestro éxito están al alcance de nuestra mano?
Primero hay que identificar nuestro sueño del alma. Esto a veces implica una búsqueda profunda en nuestro inconsciente, allí donde escondimos nuestros preciados diamantes. Una vez ubicado nuestro sueño, tenemos que cuidarlo con mucho esmero para que crezca, ya que es un brote recién nacido. Cuidemoslo de depredadores, internos y externos. Es importante reconocer quienes se oponen a nuestro sueño, por más cercanos y queridos que sean. Esconderlo si es necesario hasta que sea lo suficientemente fuerte para aguantar las críticas, los consejos "bien intencionados" (y los no tanto).
Hay que protegerlo incluso de nuestro propio crítico interno, esa voz que no cesa de decirnos que ni lo intentemos, que no somos lo suficientemente buenos para ese emprendimiento. Que mejor nos dediquemos "a lo que sí sabemos hacer", sea eso lo que sea. Quedarnos en lo que sabemos hacer, lo que nos resulta familiar, puede hacer que nos olvidemos incluso de cual era nuestro sueño.
En la película que vimos hoy, "Enredados", Rapunzel le pregunta a una banda de personajes bastante siniestros si ellos nunca tuvieron un sueño que quisieran alcanzar. El de ella, llegar a ver las luces que iluminaban el cielo cada año en su cumpleaños. Eran las luces que sus padres biológicos lanzaban al cielo con la esperanza que ella, la princesa perdida (secuestrada) volviera a ellos. Rapunzel de repente se reconoce a ella misma. Se acuerda de quien es... el resto los dejo para no arruinarles la historia si la quieren ver, vale la pena.
Es fundamental acordarnos de quienes somos, y quienes queremos llegar a ser. Una vez que esta hecha la pregunta: Cual es tu sueño? Todo puede pasar... Puede ser que un ladrón se convierta en pianista, o en príncipe, o en mimo.... y que una princesa recupere su corona, su reino y su familia. Sólo, si perseguimos nuestro sueño.
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