"No hay trompetas que suenen cuando tomamos decisiones importantes en nuestra vida.
El destino se da a conocer en silencio"
Agnes de Mille
Hacer un inventario de los factores positivos de mi vida. Estamos seguramente más acostumbrados a contar lo negativo en nuestra vida. Enfocarnos en eso que no podemos hacer, o tener, o ser. Cuantas veces dejamos de ver aquellas personas y cosas que nos hacen felices, y que tenemos justo frente a nuestros ojos.
E.E. Cummings decía "los ojos de mis ojos están abiertos." Si abrimos los "ojos de nuestros ojos", vamos a poder mirar nuestra vida desde otro lugar. Y agradecer lo que sí tengo (mi marido, mis hijos que ahora duermen, mi hogar, mis amigas, poder dedicarme a lo que me encanta, comida en la mesa, ese libro que me tiene atrapada, nuestro perro arruina canteros, mis sueños, mi salud, mi vida).
Para mí, el verano es cuando realmente ocupo mi casa. La miro. La vivo. La habito. Y de repente, tengo tiempo y energía para concretar proyectos postergados durante el año escolar. Sin horarios fijos, ordeno, descarto, regalo, arreglo, el verbo es acción. Sueños que se convierten en realidad.
Hay obstáculos que parece que nunca vamos a poder vencer y un día... ya no están. Y todo gracias a que nos decidimos a que ya no ocupen un lugar que no les corresponde. Puede ser talar ese árbol que no me permitía tener mi anhelada huerta, donar lo que ya no usamos, o soltar pensamientos y sentimientos que no me dejan tener la vida con la que sueño. Lo importante es hacer lugar para lo que sí elijo tener en mi vida.
"Cuando contemplé el libro de mi vida, me di cuenta que era muy afortunada" (Ban Breathnach) "mi voz interior concluyó que era imposible determinar mis ingresos netos personales a partir del saldo de mi cuenta corriente." Hagamos el balance de nuestra vida con los ojos de los ojos abiertos. Si hay cambios que realizar, empecemos. Un pequeño paso cada día.
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