"Este libro, contiene 366 ensayos para cada día del año... adopta sus gentiles lecciones, animate a vivir su verdad apasionada, y comparte este regalo extraordinario con cada persona que encuentres: tu Ser Autentico es tu alma hecha visible". Mi propuesta es sencilla, compartir los ensayos de "El Encanto de la Vida Simple" de Sarah Ban Breathnach, junto con mis propias reflexiones. A quienes quieran compartir mi viaje, bienvenidos! Simple Abundancia...

sábado, 17 de diciembre de 2011

Estrellas en nuestra alma




"Tal vez uno de estos días pueda regalarme a mí misma una estrella dorada por ser normal,


y tal vez uno de estos días me regale un aestrella por ser extraordinaria... por persistir.


Y tal vez un día no necesite tener ninguna estrella"


Sue Bender



Quien no se acuerda del anhelo que provocaban las extrellas doradas en manos de las maestras? Esa certeza visible a quien quisiera verla, que eramos "buenas", "excelentes!!!!", "increíbles!", que marcaban un "buen trabajo!"... marcaban nuestro valor. Ante nuestros ojos, los de nuestras compañeras, nuestros padres, nuestros hermanos, y ante la Directora que mirara nuestro cuaderno...



Muchas estrellas doradas hablaban de nuestra habilidad. Habilidades académicas. Habilidades de conducta. Proezas. Destrezas. Certezas... Estrellas en un cuadro podían significarnos regalos, premios, asegurarnos pertenecer y ser amadas...



Realmente nos damos cuenta lo condicionada que es esta forma de amar? Te doy la estrella si haces... si te portas... si ordenas... si cumplis... si te portas bien (si, esta se repite, o no se repite tantas veces en nuestra forma de ser hijas, y ahora, de sera madres?)... si cumplis con las expectativas del afuera...



Brillantes... doradas... codiciadas... envidiadas en la carpeta de la compañera... otorgadas ya de grande, en los cuadros con los que comence mi carrera de ser mamá, copiando métodos heredados, o de moda, o recomendados por "especialistas"... hasta que crecí. Y me di cuenta q la estrella dorada es sólo otra moneda de cambio. Es comprarnos una certeza que no existe.



Nuestras Vidas son un proceso. Y en ese proceso, los aciertos tienen tanto valor, como los fracasos. Es más, muchas veces, los fracasos, las crisis, son los verdaderos éxitos. Esas oportunidades de inmenso crecimiento. Si sabemos frenar la marcha y volver sobre ese problema no resuelto. A cualquier edad. Puede ser esa suma que dio errada. Las reglas ortográficas no aprendidas. Ese idioma que tanto nos costó; pero que hoy transmitimos a nuestros hijos en la convicción que les abre puertas al mundo...



Es verdad que nuestra generación, que en su gran mayoría fue criada en este amor condicionado, tiene el desafío de aprender otra forma de amar, y de amarnos... incondicionalmente. Solo por existir. Y cuando ese amor anida en nuestros corazones, es que nos convertimos en Madres. Mujeres. Adultas. Ya no le regalamos nuestro poder a "expertos" sino que buscamos opiniones, que no valen más ni menos que las nuestras...ya no buscamos estrellas que moneticen nuestras relaciones. El valor de cada experiencia esta en vivirlas. Y después, en reflexionar sobre qué nos dejó. Honrar ese crecimiento. Y seguir adelante.



Dejemos las estrellas doradas donde corresponden... en la punta del árbol de Navidad. O mejor aún, en el Cielo...desde donde nos acompañan cada noche, cuidando nuestro sueño y segurandonos que mañana... será otro día para crecer, aprender, errar y acertar...



lunes, 12 de diciembre de 2011

Los doce días de la Navidad








Este fin de semana, quede aturdida con la ofertas para Navidad. Hojas y hojas dedicadas a convencerme de comprar este juguete, aquellos zapatos, esta mochila, aquel jueguito electrónico... y así hasta el infinito. Mientras, disfrutamos de un fin de semana largo, en familia. En otro momento, hubiera mirado atentamente las publicidades, igual de segura que mis hijos, que la plata haría nuestra felicidad... hasta que el auto a control remoto no anduviera, que el muñequito hecho en China ya no disparara "lasers", y los juguetes se amontonaran en el cajon de juguetes.



Ya no...


Pero todavía siento la necesidad de algo más. Además de la quietud, busco conexión. Busco estar presente, en estos cierres de ciclos de mi familia. El mayor que terminó su Primaria. El segundo terminó Tercer Grado, cerro asi su Primer Ciclo de Primaria. Nuestro tercer hijo esta terminando su Primer Grado, y se prepara para festejar anticipadamente su cumpleaños. Y nuestro menor ya termina Kinder 3... Y cada etapa que termina, abre paso a una nueva... y eso conlleva dolor. El dolor de dejar atrás parte de nuestra identidad. Hasta hace muy poco, yo me definía como una Mamá en Casa, con Hijos Pequeños. Mi actividad muy unida a la de ellos, horarios conjugados al extremo.



A principio de este año, mi hijo menor empezó su jardín de infantes, y eso me regalaba tardes "libres", sin culpa... Pero tambien, trajo una casa sin ruido por unas horas. Ya no hay bebes durmiendo siestas, que también me obligaba a parar mi propia marcha. Ya no hay mamaderas, ni pañales...Las noches de poco sueño, ya no son porque alguien llora, sino porque estoy con la cabeza ocupada con mi trabajo.


Con esta certeza que el tiempo pasa, es que decido frenar casi totalmente mi marcha. Elijo quedarme con mis hijos, volver por un ratito a ser esa Mama no ocupada. Regalarme esquivar las compras freneticas, y empezar a disfrutar de la Navidad. Mire detenidamente nuestro calendario, y saque actividades que no me iban a dejar un saldo favorable en nuestra cuenta Familiar. Hoy empiezan los Doce días antes de la Navidad...y elijo regalarles lo que Sarah tiene razón, anhelo regalarles a mis seres queridos:




En el primer día de las Navidades regalé a mis seres queridos:

toda mi atención.


En el segundo día de las Navidades regalé a mis seres queridos:

entusiasmo.

En el tercer día de las Navidades regalé a mis seres queridos:

energía creativa.


En el cuarto día de las Navidades regalé a mis seres queridos:

pequeños placeres cotidianos.

En el quinto día de las Navidades regalé a mis seres queridos:

ternura.

En el sexto día de las Navidades regalé a mis seres queridos:

alegría.

En el séptimo día de las Navidades regalé a mis seres queridos:

belleza.

En el octavo día de las Navidades regalé a mis seres queridos:

comunicación.

En el noveno día de las navidades regalé a mis seres queridos:

sopresa.

En el décimo día de las Navidades regalé a mis seres queridos:

maravilla.

En el undécimo día de las navidades regalé a mis seres queridos:

un entorno pacífico.

En el duodécimo día de las Navidades regalé a mis seres queridos:

gozo.


Si les damos a nuestros seres queridos los regalos de una vida simple, recibiremos a su vez regalos que no olvidaremos: sonrisas felices y corazones contentos... y no vamos a querer cambiarlos, por nada en el Mundo. Felices 12 días antes de la Navidad...

viernes, 9 de diciembre de 2011

Los regalos de la Navidad



Episodio de "The Middle"...¿o nuestra Navidad de años anteriores?




Una Navidad no es Navidad sin regalos

Jo March (Mujercitas)




En un mundo que cada vez gira más rápido, Diciembre nos trae una elección. Vamos a elegir subirnos a la loca calesita de las compras, pendientes de la larguísima lista de regalos, despedidas de año, reuniones sociales, etc etc etc... o podemos escuchar a nuestros cansados cuerpos y alegres almas, que nos reclaman nuestros propios regalos de Navidad.... Paz.... Amor... Fe... Confianza... Solidaridad...Tiempo de Familia... empezar a cerrar el año.



Hace varios años hablo de vivir una "Navidad Diferente". Cuando empece a acuñar esta frase, buscaba bajar la pila de regalos sobre los zapatos de mis hijos...Como mi amiga Isabel se reía, no lo lograba, y terminaba a las 5 de la mañana, contabilizando que cada uno tuviera la "justa" cantidad de regalos... Diciembre se habia convertido en un agote. Las preparaciones empezaron a perder su significado. Las cookies eran cada vez más sofisticadas; pero no me daban la alegría que me dio prepararla con mis hijos y sobrinas...la comida era elaborada; pero yo estaba tan cansada que ni ganas de comerla tenía...



A veces, uno debe tropezar varias veces con la misma piedra, hasta que nos damos cuenta que podemos elegir otro camino. Y como todo lo que vale la pena vivir, requiere compromiso de nuestra parte. Este año logre finalmente armar mi propia lista de regalos, para mí. Para mi familia. Este año quiero Tiempo. Elijo quedarme en casa, y ver a mis hijos empezar a disfrutar de sus merecidos descansos. Elijo yo misma empezar a descansar. Registro que es Diciembre, que en pocos días comienza el Verano. Miro el calendario de adviento que mis hijos hicieron, y los animo a ir sacando las etiquetas que simbolizan cada día... elegimos no dar caramelos, ni "regalitos" con cada ventanita, ya tenemos lo suficiente...quizas sí, podríamos regalarnos tiempo de jugar, no apurado...atras van quedando las corridas de las mañanas para "Llegar"... llegar al colegio, llegar al trabajo, llegar a las reuniones...



El otro día un padre se quejaba que hiciera lo que hiciera, siempre estaba "tarde" para algo. Si uno esta aca, elige no estar alla... y el Mundo nos reclama...No vamos a poder contentar a todos, así que por qué no elegimos contentar a quien sí podríamos saber exactamente qué necesita? Nosotros mismos...escuchemos a nuestras almas, mientras nos reclaman quietud, recogimiento, "guardarnos", reflexionar, "cerrar"...



Mi hijo mayor terminó la Primaria. Como dijo la Directora (gracias, sus palabras calaron hondo en mi alma, y dejaron para siempre su huella), cada ciclo que termina, abre un nuevo ciclo, que comienza... Mi hijo, con la sabiduría de sus 11 años, festejó su cierre de ciclo... vinieron sus amigos, rompio las carpetas, guardo lo que quería guardar, y solto lo demás...Su arduo trabajo de todo el año escolar se vio premiado con un boletín que le asegura 3 meses de vacaciones... y en estos dos días, juro que lo veo relajarse ante mis ojos... ya dejo atrás las exigencias del afuera, y esta listo para DISFRUTAR...



Nosotros, los adultos, no tenemos ese calendario en blanco por delante. Reconozco nuestros compromisos reales, no los que vienen de no saber decir NO. Antes que nada, reconozco el compromiso hecho conmigo misma, de cerrar este año de inmenso crecimiento, como lo hace mi hijo maestro: comienza mi tiempo de empezar a soltar lo que no se hizo, abrazar lo que sí, mirarme fijo al alma, y ver donde estoy, hoy. Renuncio a corridas. Renuncio a los descuentos por pagos con tarjetas que sólo mienten, haciendonos creer que podemos comprar ilimitadamente...Renuncio a shoppings abiertos hasta la medianoche, abarrotados de seres intentando tachar ese último item en su larguisima lista de regalos...renuncio a pilas de regalos para mis hijos, que solo les crean la necesidad de MAS...hagan el intento, y preguntenles a sus hijos que recibieron la Navidad pasada. Si se acuerdan, si atesoraron ese regalo, logramos enseñarles a desear, y apreciar lo deseado cuando llega. Si ni se acuerdan, o lo hacen vagamente, es señal de alerta, hemos aumentado sus falsas necesidades, comprandoles cosas innecesarias, escudados en un falso "Papa Noel", que cubría nuestras propias necesidades insatisfechas.



En este cierre de 2011, elijo reunirme pocas veces; pero estando presente en cada uno de esos encuentros. Sea con amigos, colegas, familia...Elijo empezar a dejar de hacer todo aquello que pueda dejar de hacer..


Dicen que para recibir un regalo, nuestras manos deben estar libres, vacías... Nos propongo empezar a vaciarnos de lo que ya no sirve, para abrazar con las dos manos abiertas, el regalo de empezar un nuevo ciclo...y los dejo con las palabras de Agus, la Directora de mi hijo: "Elijamos reemplazar la Incertidumbre que acompaña a una nueva etapa de vida, por otra palabra que también empieza con "i": ILUSION...."


domingo, 13 de noviembre de 2011

Momentos celestiales


"Sincronicidad: dos hechos aparentemente no relacionados


que no pueden ser explicados por medio de la causa y efecto


pero que están singularmente ligados por un significado personal" C. Yung





"Coincidencias", "casualidades", "suerte", "Providencia"... le ponemos varios nombres, excepto el auténtico: "Gracia", "Dios"... nos dice Sarah en el 12 de noviembre, fecha que elegi "casualmente" para re- iniciar este blog. Despues me di cuenta que hoy... es 13. Y respetando la intuición, y porque se que debe llegar a quienes tenga que llegar... por un ratito, nos fuimos para atras en el tiempo... y es ayer.




James Redfield en su "Novena Revelación" (si no lo leyeron, no se lo pierdan), dice que cuando ocurren hechos fortuitos "en el momento preciso y producen los elementos adecuados para hacer que nuestra vida tome de pronto un curso imprevisto, debemos intuir un significado superior en estos hechos misteriosos". Es verdad que muchas veces estamos tan ocupadas con la "vida real", que nos perdemos la oportunidad de descifrar el significado de nuestra Vida Real...y vamos diciendo "que raro", "que loco", "mira que casualidad/suerte tuve", en vez de preguntarnos "Por que?", y "para qué?".



Hace un par de años mi amiga Juli, una de las personas mas generosas que conozco, me presto su copia del "Misterio de las Coincidencias: Una aventura guiada por la sincronicidad", escrito por Eduardo Zancolli. Esa tarde, yo estaba visitando a otra amiga, que "casualmente" vive en la casa de enfrente. "Casualmente" nuestros hijos eran amigos. Y "casualmente" terminamos las tres charlando y compartiendo esa tarde nuestras vidas. Hablando de las "coincidencias" (un llamado de telefono, un link en Internet, una amiga que "casualmente" conoce a otra amiga que me habia llevado al curso que me estaba cambiando mi vida) Juli corrio escaleras arriba y me trajo el libro, que yo estaba buscando pero estaba agotado en las librerías. Si yo no hubiera cruzado esa calle, si Juli hubiera prestado el libro a otra persona, si ... si ... si... Me hubiera perdido quizas de abrir los ojos y el corazon, a los pequeños o grandes regalos que el Universo nos regala cada día en forma de "suerte"....






El Universo, obviamente, tiene un fino sentido del humor. Y le gusta hacernos trabajar, un poquito al menos. Cuando dejamos de lado la suerte, y empezamos a aceptar que estos hechos tienen un significado más profundo.... la Vida Real comienza. Cómo? Porque vamos a prestar atención a ese llamado inesperado, a eso que se nos "aparecio" en la pantalla. A estar leyendo esto, en el momento que llegue a vos... No siempre vamos a entender de inmediato qué quiere decir, requiere un cierto entrenamiento y una mente muy abierta aceptar la ayuda, mirar más allá, soltar lo conocido y dar el Salto de Fe. "Fe en qué?"... En que no estamos solos. Que si bien somos responsables de cada microsegundo de nuestra vida, cuando aceptamos la guía celestial, empezaremos a vivir "momentos celestiales".



Les propongo hacer esta semana que comienza el experimento de dar por supuesto que nada de lo que sucede en tu vida es casual. " Desde esa conciencia, ir al curso que nos llama; tomar ese café postergado con alguien que quiere proponernos algo nuevo: escuchar la letra de la canción que nos fascina; hablar con esa persona que se sentó al lado nuestro en la reunión escolar que dudamos de ir... Hace mucho tiempo, un chico de 17 años se "colo" a una fiesta, y saco a bailar a una chica... y hace mas de 26 años que estamos juntos





En inglés, se las llama "Godincidences"... en español, "Diosidencias"... el Universo, diciendo "Hola!"... Recordemos que cuanto "más abiertos nos mostremos al papel que juega en nuestras vidas la sincronicidad, más atraeremos la ayuda divina"... a ampliar la mirada. Se los aseguro, es un camino fascinante, ese de unir las "casualidades" a sus significados... de eso se trata la trama de nuestra Vida Real.

martes, 22 de marzo de 2011

Llego oficialmente el Otoño


"El mes de la cosecha...

El verano ha concluido

y ha llegado el otoño"

Cynthia Wickham



Ayer, 21 de marzo, empezó el otoño. No parece... Hace calor. Un calor agobiante, que nos hace perder la noción de que estamos ante una nueva estación. Un cambio. Una renovación.


En otoño, los árboles se desprenden de las hojas que los acompañaron durante la primavera y el verano. Hojas que eran indispensables para guardarse del calor. Y para beberse toda la energía posible para guardar alimento en los meses de frío. Si observamos atentamente a la Naturaleza, Ella, como siempre, nos da una lección básica de vida: ha llegado el momento de comenzar, lentamente, a pensar en despojarnos de lo que ya no nos sirve. Aquellos pensamientos, sentimientos e incluso objetos que ya no nos representan. O no queremos que nos sigan representando...dejemos caer fuera de nuestro campo de energía, personas, actividades y actitudes que no nos ayudan a crecer. Peor aún, entorpecen nuestro camino. Los árboles sueltan las hojas caducas, confiando que después volverán a desarrollar nuevo follaje, con la savia que elaborarán hasta la primavera.


La Naturaleza marca sus ritmos. Que deberían ser los nuestros. El verano tardío, con días aún soleados y calurosos y tardes que son un preámbulo fresco de lo que vendrá, es un momento ideal para pausar nuestras actividades. Mirar que hemos colocado en nuestra agenda para abril, y decidir si es "viejo" o "nuevo". Lo elijo, así con los ojos y el corazón abiertos de par en par? Otoño es también (o debería serlo) una época de descanso, de introspección. En nuestro hemisferio Sur, como comienza la actividad anual (colegios, cursos, Universidad) a veces se desdibuja esta oportunidad de serenarnos. De mirar nuestro propio follaje. De detener nuestra marcha para maravillarnos ante el fuego que se ilumina en cada arbol que cruzamos.


Verde, violeta, rojo, naranja... la paleta mágica que nos invita a detenernos. Y a saltar sobre esa pila de hojas secas! Sólo los viajeros despiertos descubren lo sagrado en la sencillez alrededor. El Otoño, para mí, es Sagrado. Tengo la dicha de vivir rodeada de fresnos, gingkos biloba, robles... y de tener 4 hijos aún pequeños que me sirven de excusa para disfrutar de una caminata juntando las primeras hojas que caen... mientras me pregunto a mi misma: Qué he cosechado en estos primeros meses del año? De qué me quiero despojar este otoño? Qué va a brotar en Primavera? Me estoy cuidando lo suficiente?


Feliz Otoño!!!


martes, 8 de marzo de 2011

Zambullirnos de cabeza




No nacemos como una mujer,

nos convertimos en una mujer.

Simone de Beauvoir



Hoy se celebra en el mundo entero, el Centenario del Día Internacional de la Mujer. Pareciera que viejas fotos en blanco y negro de mujeres que un siglo atrás lucharon por la igualdad de derechos para hombres y mujeres, nada tienen que ver con nosotras, hoy. Investigando sobre cómo se conmemora este día en el mundo, me sorprende que se le de tan poca importancia. Quizás, ya nos acostumbramos a poder hacer todas aquellas actividades por las que nuestras antecesoras lucharon tanto. Trabajar, votar, abrir una cuenta en el banco, ser dueñas de nuestras propias cosas. Hasta hace muy poco tiempo en la historia, las mujeres eramos consideradas un apéndice de nuestros hombres, primero de nuestros padres, y luego de nuestros maridos. Costó muchísimo salir de ese patrón. Y a pesar de todo el camino recorrido, creo que aún no hemos ganado la guerra. Que mientras que haya guerra, nadie gana.

Las mujeres conquistamos espacios, eso es cierto. También es cierto que toda guerra sufre bajas. Y en la guerra entre los sexos, las mujeres hemos sufrido a veces la baja de nosotras mismas. Es más, nos hemos dado de baja. Como dice Madonna Kolbenschlag en Adiós bella Durmiente de niñas hemos admirado tanto a nuestros padres todo poderosos, que al crecer quisimos imitarlos. Salir al mundo. No quedarnos en casa como nuestras "indefensas" madres (en la mayoría de los casos, la generación de mujeres que tuvo hijos en la década del 60 y 70 no trabajaba fuera del hogar). Poder equivalía a salir de casa. Ser mujer (ama de casa, madre) perdió valor ante nuestros ojos.


Estudiamos en la Universidad. Ingresamos (supuestamente) al mercado laboral. Pero no lo hicimos de verdad. No lo hicimos como mujeres, sino como hombres. Adoptamos una visión masculina del mundo. Trabajamos jornadas que no dejaban tiempo para cuidar nuestras almas. No nos animamos a expresar nuestra incomodidad por dejar de ser quienes eramos.


Al convertirnos en madres, muchas veces las imágenes internas de qué es ser mujer colapsan. Comienzan las "guerras de madres" entre las que deciden quedarse en casa a cuidar de sus hijos pequeños (archivando títulos y honores en un cajón o colgados de una pared, para recordarnos que fuimos "otra" antes de ser "esta") y las que se convierten en malabaristas que intentan sostener su trabajo y su familia. En mi propia vida, he interpretado ambos papeles. El tironeo es fuerte. Y nadie gana.


Creo que el mundo necesita que hoy, que de "casualidad" en Argentina se vuelve a festejar carnaval, nos saquemos las máscaras. Es momento de recuperar nuestra propia identidad. Nuestro ser Mujer. Con lo que quiera decir para cada una de nosotras. Sin juzgarnos, ni juzgar. Es momento que hombres y mujeres nos sentemos a dialogar sobre cómo sigue esta historia. Dejando los carteles en la puerta, recuperemos nuestras voces. Expresemos nuestros deseos y necesidades.


El mundo necesita que las mujeres recuperemos nuestro lugar. Dentro y fuera de casa. Nuestros hijos e hijas nos necesitan enteras, tanto como necesitan a padres y madres a cargo de su crianza. Nosotras, nos anhelamos enteras. Transformarnos en mujeres requiere tiempo. "Tiempo para meditar, tiempo para reflexionar, tiempo para efectuar elecciones creativas, tiempo para salir del nido, tiempo para limpiar nuestros armarios, y tiempo para eliminar telarañas psíquicas a fin de llegar a nuestras esencias." (Ban Breathanch)



La invitación hoy, pues, es a zambullirnos de cabeza en las aguas de nuestros propios sueños, para ir cumpliéndolos brazada a brazada. Feliz Día!


sábado, 5 de marzo de 2011

El baúl de la Esperanza



La "esperanza" es esa cosa alada....

que se posa dentro del alma...

Emily Dickinson


Tradicionalmente, las novias recibían un regalo de sus padres, al cumplir los 16 años: un baúl para el ajuar. Con o sin novio a la vista, la futura novia iba guardando allí sus "tesoros". Sábanas, colchas, manteles, juegos de platos, y sueños. Sueños de cómo iba a ser su vida una vez casadas. Madre e hija tejían juntas la ilusión de que fuera un buen matrimonio. Juntas esperaban que los objetos guardados con tanta ilusión acompañaran a la nueva pareja cuando emprendieran la aventura de formar su propia familia, comenzaran su propio camino...


La madre sabía por experiencia propia, que una copa de cristal no aseguraba un futuro libre de problemas. Que una colcha, por más amor que ella misma hubiera puesto en unir cada retazo de tela, no cubriría de seguridad a su hija una vez que dejara el hogar. Que los manteles cuidadosamente bordados, cubrirían la mesa aún en momentos difíciles. Que la vajilla elegida con tanto esmero, podía romperse tan fácilmente como la ilusión de esa chiquita que soltaba al mundo. Y sin embargo, daba puntada tras puntada, con la única seguridad de su propia esperanza. Esperanza de que, sucediera lo que sucediera, su hija iba a estar rodeada de amor. De su amor. De sueños... y que si ese sueño no se cumplía, tenía fe en que otros lo reemplazarían.


La hija, contemplaba sus tesoros soñando con su Príncipe Azul. Ese ser que le prometía ser felices para siempre. Ya casada, ese baúl iba a guardar el ajuar de sus propios hijos. Y la tradición se cumpliría, cuando ella misma, madre y adulta, ayudara a su propia hija a llenar de sueños ese mismo baúl, que la acompañaría cuando echara a volar por su cuenta...


Yo prepare mi ajuar por años. Sin conocer esta tradición (quizas intuyéndola), mi hermana me regaló al casarme el baúl donde por años guardé mis más preciados tesoros. Durante un viaje antes de casarme con ella y mi madre, fui llenandolo de objetos que considerabamos indispensables para mi futura felicidad adulta. Como recién casados, en un departamento pequeño, fue nuestra mesa en el living. Como futuros padres en un país extranjero, guardó camisitas de hilo que Mama me enviaba desde casa, que me parecían increíblemente chiquitas... Con los años, guardó recuerdos de hitos de nuestra vida familiar: la ropa que usaron mis hijos al salir del sanatorio camino a casa; la manta que los cubría; fotos; un mechón de su pelo. Guardó también mis inseparables compañeros de ruta, mis libros. Y después, mis telas, que se iban a convertir en mi arte. Hoy, ocupa su lugar en nuestro living, lleno de fotografías de nuestra vida familiar. Es, sin duda, mi baúl de la esperanza. Lo llené soñando en mi vida futura, y hoy me doy cuenta que me acompaño mientras cumplía algunos de mis sueños: casarme, ser madre, trabajar, aprender, crecer...


Un baúl de ajuar guarda objetos que no serán usados inmediatamente. Acompaña nuestras esperanzas que nuestros sueños se van a cumplir. Y cuando se cumplan nuestros deseos, esos objetos atesorados (quizas por años o décadas), nos van a permitir vivirlos con la emoción que acompaña a los momentos esperados. "No todos nuestros deseos pueden hallar satisfacción al instante. Hay que aprender a esperar pacientemente para que nuestros sueños se hagan realidad, sobre todo en el camino que hemos elegido"... Sabemos que lo que más cuesta, es generalmente lo que más satisfacción nos da.


Una madre moderna, les dió a cada una de sus hijas un "baúl de Libertad". No le gustaba la idea de atar la esperanza al matrimonio. A los 16 años, cada una de sus hijas eligió su baúl de cedro, forrado en tela. Por años, en cada cumpleaños guardaron sus regalos allí, para cuando empezaran su vida lejos de casa. A los 18 fue lo primero que cada una de ellas se llevó a la Universidad. Sus sueños empezaban a hacerse realidad...


Aquí copio un link para armar nuestro propio baúl de la esperanza


Lo primero que deberíamos colocar dentro, es la FE. Fe en que esos sueños se cumplirán, a su debido tiempo. ¿Qué sueños cuidará hasta que se cumplan? ¿Que guardará desde hoy nuestro propio baúl de la esperanza?