Este fin de semana, quede aturdida con la ofertas para Navidad. Hojas y hojas dedicadas a convencerme de comprar este juguete, aquellos zapatos, esta mochila, aquel jueguito electrónico... y así hasta el infinito. Mientras, disfrutamos de un fin de semana largo, en familia. En otro momento, hubiera mirado atentamente las publicidades, igual de segura que mis hijos, que la plata haría nuestra felicidad... hasta que el auto a control remoto no anduviera, que el muñequito hecho en China ya no disparara "lasers", y los juguetes se amontonaran en el cajon de juguetes.
Ya no...
Pero todavía siento la necesidad de algo más. Además de la quietud, busco conexión. Busco estar presente, en estos cierres de ciclos de mi familia. El mayor que terminó su Primaria. El segundo terminó Tercer Grado, cerro asi su Primer Ciclo de Primaria. Nuestro tercer hijo esta terminando su Primer Grado, y se prepara para festejar anticipadamente su cumpleaños. Y nuestro menor ya termina Kinder 3... Y cada etapa que termina, abre paso a una nueva... y eso conlleva dolor. El dolor de dejar atrás parte de nuestra identidad. Hasta hace muy poco, yo me definía como una Mamá en Casa, con Hijos Pequeños. Mi actividad muy unida a la de ellos, horarios conjugados al extremo.
A principio de este año, mi hijo menor empezó su jardín de infantes, y eso me regalaba tardes "libres", sin culpa... Pero tambien, trajo una casa sin ruido por unas horas. Ya no hay bebes durmiendo siestas, que también me obligaba a parar mi propia marcha. Ya no hay mamaderas, ni pañales...Las noches de poco sueño, ya no son porque alguien llora, sino porque estoy con la cabeza ocupada con mi trabajo.
Con esta certeza que el tiempo pasa, es que decido frenar casi totalmente mi marcha. Elijo quedarme con mis hijos, volver por un ratito a ser esa Mama no ocupada. Regalarme esquivar las compras freneticas, y empezar a disfrutar de la Navidad. Mire detenidamente nuestro calendario, y saque actividades que no me iban a dejar un saldo favorable en nuestra cuenta Familiar. Hoy empiezan los Doce días antes de la Navidad...y elijo regalarles lo que Sarah tiene razón, anhelo regalarles a mis seres queridos:
En el primer día de las Navidades regalé a mis seres queridos:
toda mi atención.
En el segundo día de las Navidades regalé a mis seres queridos:
entusiasmo.
En el tercer día de las Navidades regalé a mis seres queridos:
energía creativa.
En el cuarto día de las Navidades regalé a mis seres queridos:
pequeños placeres cotidianos.
En el quinto día de las Navidades regalé a mis seres queridos:
ternura.
En el sexto día de las Navidades regalé a mis seres queridos:
alegría.
En el séptimo día de las Navidades regalé a mis seres queridos:
belleza.
En el octavo día de las Navidades regalé a mis seres queridos:
comunicación.
En el noveno día de las navidades regalé a mis seres queridos:
sopresa.
En el décimo día de las Navidades regalé a mis seres queridos:
maravilla.
En el undécimo día de las navidades regalé a mis seres queridos:
un entorno pacífico.
En el duodécimo día de las Navidades regalé a mis seres queridos:
gozo.
Si les damos a nuestros seres queridos los regalos de una vida simple, recibiremos a su vez regalos que no olvidaremos: sonrisas felices y corazones contentos... y no vamos a querer cambiarlos, por nada en el Mundo. Felices 12 días antes de la Navidad...
Ante todo, gracias por visitar mi blog y por compartir tan acertada reflexión! Lo cierto es que en este camino de la vida simple uno a veces hace pequeños avances (o no tan pequeños) apenas sin darse cuenta... El año pasado llegué a estas fechas tan exhausta entre el trabajo y el bebé que todo me fastidiaba, especialmente el CONSUMISMO FEROZ que parece extenderse como una epidemia, a tal punto que me aislé literalmente durante semanas entre las cuatro paredes de mi casa a despotricar contra la Navidad y los (&%!#) comerciantes; en cambio ayer, paseando con mi compañero y mi hijito por las mismas calles, tuve la impresión de que la gente está más calmada, menos desquiciada por comprar y comprar y comprar... ¿O SERE YO LA QUE VIBRA EN OTRA ONDA, y ya no se altera por la ansiedad ajena?
ResponderEliminarComparto totalmente que nuestros hijos nos enseñan increíbles lecciones de vida; el mío por lo pronto me ayudó a dar un salto cualitativo trascendente, y a entender que ser una mamá artesana que trabaja en casa para estar con él a tiempo completo (en lugar de la ocupada profesional que viajaba por medio país) puede no ser tan redituable económicamente, pero es infinitamente más enriquecedor...
Un abrazo enorme y felicidades para tí y los tuyos.
Muy linda reflexión, además podemos disfrutar y regalar al mismo tiempo: en casa estamos preparando individuales pintados por los chicos (sobre brim que luego mando a coser con cristal arriba y un bies rojo con lunares blancos que queda divino) para todos los tíos, y albumes de fotos con dibujos y reflexiones de los chicos para los abuelos. La celebración es oportunidad para crear y sin detenerse y generar el espacio no puede aflorar!
ResponderEliminarQue tus 12 días sean todos esos regalos y lo que generen!